1 Alelismo múltiple. Herencia de los grupos sanguíneos.
Hasta ahora en los ejemplo expuesto hemos considerado para cada carácter dos alelos diferentes: Liso-rugoso, Amarillo-verde, etc.. No obstante, un mismo carácter puede estar regulado por más de dos alelos diferentes (alelismo múltiple), aunque en un individuo, como máximo, sólo pueden presentarse dos de ellos. Este es el caso de la herencia del grupo sanguíneo del ser humano.
El grupo sanguíneo está regido por tres alelos que se denominan IA,IB y i, de los cuales, los dos primeros son dominantes y el último recesivo. Los posibles genotipos y fenotipos asociados son:
De gran importancia es también el conocimiento de la herencia del factor Rh, regido por dos alelos: R (dominante) y r (recesivo). De tal forma que los genotipos RR y Rr indican un factor Rh + y el genotipo rr un factor Rh -.
Por ejemplo, un individuo que presente el genotipo A0-Rr tendrá de grupo sanguíneo A+.
2 Herencia del sexo. Herencia ligada al sexo.
El sexo de un organismo está regulado por su genotipo. No obstante, en ocasiones, el sexo puede estar influenciado por el ambiente, así, existen especies en las que el individuo puede cambiar de sexo a lo largo de su desarrollo
Un ejemplo de inversión sexual es el de las gallinas que han sufrido una destrucción en sus ovarios por alguna enfermedad, al faltarles la hormona sexual femenina desarrollan testículos y adquieren características masculinas, sin que ello, obviamente, varié su genotipo.
El sexo suele venir definido por todo una pareja de cromosomas (cromosomas sexuales).
En la mayoría de especies existen dos tipos de cromosomas: los autosomas, que son idénticos en hembras y machos, y los heterocromosomas, que aparecen en número diferente según se trate de hembra o macho.
Se distinguen dos tipos de heterocromosomas: el X y el Y. La pareja XX determina el llamado sexo homogamético, y la XY el sexo heterogamético. Según que el sexo heterogamético corresponda al macho o la hembra, se distinguen dos mecanismos de herencia del sexo:
Machos heterogaméticos. Hay especies, como la humana, en que el macho es XY y la hembra XX. En otros casos, como en los saltamontes, el macho sólo tiene un heterocromosoma X (XO) y la hembra dos (XX).
Machos homogaméticos. Hay especies, como las aves, en las que el macho es XX y la hembra XY. Para no confundir esta situación con la anterior, se simbolizan con ZZ al macho y ZW a la hembra.
Herencia ligada al sexo. Hay caracteres que, sin ser caracteres típicamente sexuales (caracteres sexuales primarios o secundarios), sólo aparecen en uno de los dos sexos o, si aparecen en los dos, en uno de ellos es mucho más frecuente. A estos caracteres los denominamos caracteres ligados al sexo.
En los organismos cuyo sexo está determinado por los cromosomas sexuales (caso del ser humano), la explicación de esta circunstancia estriba en que el cromosoma X y el Y son muy diferentes. En ellos se distinguen un segmento homólogo, es decir, con dos genes para un mismo carácter (en este caso la herencia es igual que si se encontrase en cualquier otro cromosoma), y un segmento diferencial. Los genes que se encuentran en este último segmento no presentan gen homólogo y, por tanto, ellos solos regulan un carácter.
Este segmento diferencial se puede encontrar en el cromosoma X (los caracteres que regulan se denominan ginándricos), o en el cromosoma Y (caracteres holándricos).
En los hombre como sólo hay un cromosoma X y uno Y los genes situados en estos segmentos diferenciales se manifiestan siempre, aunque sean recesivos, ya que no tienen compañero que los condicione. En las mujeres, como son XX, los alelos recesivos sólo se pueden manifestar si se encuentran en los dos cromosomas X, es decir, si hay homocigosis.
El cromosoma Y es mucho más pequeño que el X, de hecho sólo presenta 4 caracteres holándricos, uno de los cuales es el responsable de la formación de los testículos. El cromosoma X, por el contrario , presenta 120 caracteres ginándricos. Entre ellos cabe destacar la hemofilia y el daltonismo.
La hemofilia se caracteriza por la no coagulación de la sangre. Viene regida por un gen recesivo; puesto que sólo se encuentra en el cromosoma X, a este gen recesivo le llamaremos X*, siendo X el gen normal no causante de hemofilia.
Para que una mujer sea hemofílica es necesario que su genotipo sea X*X*, en caso de heterocigosis XX*, no presentará hemofilia, aunque si puede transmitirla a su descendencia, en este caso se dice que el individuo es portador. En el caso del hombre basta con un gen X* para que se manifieste la enfermedad (X*Y). Así pues, la hemofilia es mucho más frecuente en hombres que en mujeres (carácter ligado al sexo).
El daltonismo es la incapacidad de distinguir el color verde del rojo. Al igual que la hemofilia el gen responsable es recesivo X*. Obviamente, también es una enfermedad que afecta a una proporción mayor de hombres que de mujeres.
Existen también caracteres que son propios de un sexo aunque no están regulados por los cromosomas X o Y. Para diferenciarlos de los anteriores se les denomina caracteres influidos por el sexo. Un ejemplo es el caso de la calvice hereditaria, ésta depende de un gen C´ que se presenta como dominante o recesivo dependiendo de la presencia o ausencia de hormonas masculinas. De tal forma que en el hombre es dominante y en la mujer recesivo. Así, un hombre CC´ será calvo, mientras que una mujer con el mismo genotipo será normal.
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